miércoles, 10 de junio de 2009

PANDORA. VASO GRIEGO DE FIGURAS ROJAS.

La misoginia, es decir, la aversión o el odio a las mujeres tiene orígenes muy remotos. Basta leer la Biblia, desde el mismo libro del Génesis, para darse cuenta de que el huevo de la serpiente fue incubado en fecha muy temprana. En efecto, la perdición de la Humanidad tiene su origen en la debilidad y perversidad del sexo femenino, que se dejó tentar por el Diablo. Ese mismo rechazo es el que más tarde trasmitirán San Pablo y los Padres de la Iglesia, entre ellos los inefables Tertuliano y San Jerónimo. Sin embargo, esa repugnancia no es privativa de la religión hebrea sino más bien propia de todas las culturas patriarcales, entre ellas, la griega. La obra que hoy traemos a examen es un fragmento de vasija de hacia el siglo V a. C., en el que se muestra el mito de Pandora, un personaje que en la mitología griega representa un papel paralelo al de Eva en el Génesis. Fue un regalo de Zeus a los mortales, adornado de todas las bellezas físicas, pero también dotada de palabras seductoras, capaz de las mayores mentiras y de un carácter voluble. Y, por supuesto, de una curiosidad insaciable, que fue la que le llevó a abrir la vasija que contenía todos los males que, desde aquel instante comenzaron a azotar a la Humanidad. Sólo quedó dentro de la vasija o caja, la Esperanza. En nuestra pintura aparece abriendo (0 cerrando la caja para que no escape la Esperanza), bellamente engalanada, pues no hay que olvidar que Hefesto la moldeó, Atenea la engalanó, las Gracias y la Persuasión la dotaron de collares y las Horas la adornaron de flores. El mito estaba llamado a tener mucho éxito a lo largo de la Historia del Arte, entre otras cosas porque, por lo que se refiere a su consideración hacia la mujer, paganismo y cristianismo no diferían en exceso. Pero hubo una época -finales del siglo XIX y principios del XX- en que el tema volvió a retomarse con una insistencia obsesiva, coincidiendo con una oleada de misoginia de la que en otra ocasión podremos hablar. Mientras tanto, os incluyo dos ejemplos de ese tipo de pintura finisecular.