
lunes, 29 de junio de 2009
miércoles, 24 de junio de 2009
Sobre su identidad se sigue especulando. Algunos piensan que podría tratarse de la diosa Isthar, divinidad del amor sexual y de la guerra, o la hermana y rival de Isthar, Ereshkigal que gobernaba sobre el Infierno, o la diablesa Lilitu, conocida en la Biblia como Lilith. Esta última teoría se ha hecho muy popular dentro del movimiento feminista y sus manifestaciones académicas. Y es fácil entender por qué. Según una interpretación rabínica de la Biblia, la primera mujer no fue Eva sino Lilith, creada a imagen suya y al mismo tiempo que Adán, y más tarde terminaría abandonando a su marido y el jardín del Edén. Erika Bornay, estudiosa del tema, nos dice que Lilith es una princesa de los sucubos (demonios que mantienen relaciones sexuales con varones bajo la apariencia de mujeres), una devoradora de hombres a los que atacaba cuando estaban dormidos y solos. Y un espíritu maligno que atacaba a las parturientas y a los recién nacidos. Como se consideraba igual a Adán siempre estaban polemizando con él, sobre todo en lo que se refiere a la forma de la unión carnal: Lilith debía considerar ofensiva la llamada "postura del misionero" porque dirigiéndose a su marido, argumentaba: ¿"Por qué he de acostarme debajo de ti?. Yo también fui hecha con polvo, y por consiguiente soy tu igual.". Como Adán quisiera obligarla, terminó por abandonarlo. De modo que Lilith se nos presenta como una rebelde e insubordinada que no obedece ni a su marido ni al propio Dios. Así, pues, Lilith es una mujer "mala", en oposición a la "buena" que se asocia con la maternidad y la pureza (Bornay). Con el tiempo, terminará por convertirse en una de las versiones de la femme fatale y, como es fácil suponer, muy representada en las versiones misóginas de la mujer de finales del siglo XIX, de las que, como ocurrió con Pandora, adjuntamos dos.
miércoles, 10 de junio de 2009
sábado, 6 de junio de 2009
jueves, 4 de junio de 2009
JOHANN ZOFFANY. LOS MIEMBROS DE LA ROYAL ACADEMY, 1771-1772.
miércoles, 3 de junio de 2009
PRÁCTICA DE UNA CESÁREA
Muy distinta es la imagen que hoy comentamos. Se trata de una miniatura medieval francesa, de 1375, atribuida a un tal Jean Bondol. De un gran interés médico, porque poco es lo que sabemos sobre partos, un tema bastante raro en la historia del arte, acaso porque no era demasiado agradable a los hombres. De modo que el alumbramiento y sus complicaciones eran un asunto de mujeres. Hasta tal punto, que el acceso al paritorio estaba prohibido a los varones. Por esta razón es por lo que sabemos poco sobre las prácticas y procedimientos que se utilizaban en este lugar. Pero una cosa es cierta: los conocimientos de parteras y comadronas no eran tan amplios como se ha venido pensando. De ahí el pavor de las mujeres ante un parto. Los medios eran muy escasos, y, las cesáreas, por ejemplo no se empezaron a realizar hasta el siglo XIII, y, por lo normal, en el cuerpo de mujeres ya fallecidas. La imagen que hoy comentamos no deja lugar a dudas: mientras una de las mujeres esgrima un cuchillo que no nos atrevemos a llamar escalpelo o bisturí, su compañera extrae la criatura del vientre de la madre, en cuyo rostro detectamos una expresión de intenso sufrimiento. Mientras tanto, una tercera mujer, con un paño en sus manos, espera hacerse cargo del recienacido.